Capital y referente comercial y administrativo de El Hierro
La capital de El Hierro resulta ideal y habitual para comenzar cualquier ruta por la isla. Un territorio insular convertido desde junio de 2014 en autosuficiente energéticamente con cinco aerogeneradores y un sistema de caída de agua de mar que, a su vez, lo abastecerá por completo para el consumo humano. Todo un hito mundial sin precedentes en islas y exportable a continentes. Esta planta hidroeólica, con sus imponentes molinos, se deja ver a la izquierda desde diversos puntos de Valverde.
Por lo demás, la localidad congrega la mayoría de centros administrativos claves, calles y casas con valor patrimonial, aparte de servir de referente comercial. Desayunar en sus numerosos bares y restaurantes se torna en una excelente decisión, si bien la ruta incluye otros sitios ideales para ello.
Un ejemplo prototípico de la actividad agrícola insular
Desde Valverde, se debe bajar por la carretera principal, que lleva al aeropuerto, pero coger pronto a la izquierda. Un enlace claramente definido y señalizado permite conectar con la carretera que atraviesa la parte alta de la zona norte, cuyo tráfico se ha incrementado considerablemente desde la apertura, hace unos años, del anhelado túnel que lleva al valle de El Golfo.
Esta vía muestra a derecha e izquierda cómo los herreños fueron adaptando sus casas a la orografía y a las costumbres agrícolas. En apenas un cuarto de hora o menos, se alcanza el núcleo de El Mocanal, perfecto también para desayunar si antes no se ha hecho. Los frutales y, sobre todo, la vid refuerzan la fama agraria de la zona que, eso sí, incluye uno de los pocos campos de fútbol de la isla, numerosos senderos y parajes dignos de un ratito de pausa.
Como alternativa si se tiene tiempo, a la derecha se puede tomar la carretera que baja hasta el Pozo de las Calcosas, poblado costero con casas de piedra y techos de paja construido por los pescadores para pasarse el verano junto a dos charcos, uno protegido del oleaje y otro abierto ideal con mar en calma.
De casas pajizas a una impactante vista del valle de El Golfo
Desde El Mocanal a Guazaroca, el entorno varía muy poco. En escasos minutos, y tras atravesar o pasar muy cerca de la pequeña población de Erese, pues existen varias alternativas que no distorsionan o alejan la ruta, se alcanza Guazaroca. Un poblado muy atractivo por sus características casas de techo de paja, generalmente de cereales como el trigo o la cebada.
Los atractivos se incrementan hasta niveles de sorpresa e impresión en el cercano mirador de La Peña. Todo un referente de la oferta de miradores de El Hierro que, además, incluye un restaurante y diversas salas protegidas del viento. Lo demás se resume muy fácil: una de las vistas más impactantes de la isla muestra el valle de El Golfo en su esplendor e impactantes dimensiones si se atiende a que se trata de una isla pequeña en comparación con otras. La gran extensión de la cuenca, con sus casas rociadas, su cordillera, la escarpada costa y el azul Atlántico dan trabajo a los amantes de la fotografía. Los célebres roques de Salmor, otrora refugio de los lagartos gigantes de la isla, obligan a girar el cuello a la derecha y a seguir usando la cámara.
Este equipamiento y sus jardines tienen, además, la inconfundible y marcadora firma del artista lanzaroteño César Manrique. Como solía hacer, utilizó la piedra del lugar, los salones espaciosos con cristaleras y una estructura perfectamente encajada en el entorno para mimetizar al máximo uno de los miradores más bellos de las Islas Canarias. De dos plantas, el tiempo pasa sigiloso en este inmueble acogedor y agradable.
Enormes prados, árbol sagrado para el agua y más vistas de El Golfo
Desde el mirador de La Peña, la carretera sigue en ascenso hacia la parte central y la dorsal de El Hierro. Durante unos veinte minutos, apenas se divisan construcciones humanas y el verde se despliega en terrenos cultivados, monte bajo y prados de cereales. Así se llega a San Andrés, otra localidad agrícola y ganadera en la que no debe sorprender que, pese a los 900 metros de altura y la relativa lejanía del mar, las gaviotas se alimenten en grupo en las extensiones de paja y centeno.
Como los núcleos previos o cercanos, como Isora, San Andrés cuenta con una amplia oferta de turismo rural y ejemplos típicos de pequeñas explotaciones agrarias y ganaderas. Si algún rincón destaca entre sus dominios es, sin duda, la zona del árbol Garoé. Una bella especie que no se da en otros sitios, que presenta numerosas y anchas hojas y que, desde la etapa aborigen, se relacionó con el agua, recurso que siempre ha escaseado en la isla. Por eso, se convirtió en árbol sagrado y se ha mantenido como uno de los símbolos insulares, lo que lo confirma como una visita casi obligada.
En esta parte, aunque volviendo a la cordillera de El Golfo, el mirador de Jinama (1.230 metros de altura) ofrece otras vistas espectaculares del valle, si bien más frontales. Desde este mirador resulta más fácil divisar los cultivos de piñas, viña y plátanos del municipio de Frontera, algunos bajo los típicos invernaderos. Dicha localidad riega de casas su territorio, aunque se ha sabido evitar el urbanismo depredador en una Isla Reserva Mundial de la Biosfera. El imponente Atlántico y la laurisilva de la cordillera, mezclados con el negro volcánico del Noroeste, dan una paleta de colores muy atractiva en un mirador desde el que se puede bajar hasta el valle por un sendero que lleva el mismo nombre.
Desde aquí, la vía sigue la línea más alta de la isla y acaba adentrándose en el pinar de un municipio recientemente independizado que responde precisamente a ese nombre.
Parque recreativo y bello pueblo con patrimonio histórico
Antes de llegar a El Pinar, la vía lleva a la zona recreativa de Hoya del Morcillo. Un lugar perfecto para descansar y comer algo si se ha previsto avituallarse durante el camino con comida propia. Tal es así, que se trata de la única área de la isla en la que está permitido acampar. Los pinos cercanos permiten conocer con detalle uno de los pocos árboles en el mundo que se regenera pese a sufrir un incendio, algo entendible si se tiene en cuenta que, durante las erupciones volcánicas en distintas etapas de la formación de las islas, ya había pinos que, con el tiempo, seguían brotando tras el paso de la lava. Las mesas y sillas son ideales para una necesaria pausa.
En muy poca distancia, El Pinar da sentido al principal pulmón verde de la isla. Esta localidad, de rico patrimonio y turismo rural, sirve de excelente paso hacia La Punta de La Restinga y el Mar de las Calmas. Sus bares, restaurantes, casas rurales y aspecto tradicional refuerzan el respeto al medio ambiente del municipio, dado que el 80% de su territorio está protegido. El cercano mirador de Las Playas y la riqueza volcánica de su descenso hasta la costa redondean un lugar de parada obligada.
Una playita de ensueño y un referente mundial del submarinismo
La excursión no puede acabar mejor. El descenso desde El Pinar hacia La Punta de La Restinga, la zona Sur por excelencia en El Hierro, ofrece vistas impactantes del Atlántico, sobre todo por el cambio radical del oleaje que se da en una amplia franja conocida como mar de las calmas. El sol intensifica su calor mientras el verde anterior se va tornando en un paisaje cada vez más seco, árido y volcánico, aunque no menos bello.
A medida que se baja y se va acercando ese mar absolutamente quieto, aumentan las ganas de bañarse. Unas ansias que se pueden saciar a pocos minutos del destino si se toma un pequeño enlace a la derecha que lleva hasta la coqueta Cala de Tacorón. De fina arena rubia, esta pequeña playa justifica de sobra la ruta realizada por el contraste de su arena con el azul oceánico y el negro volcánico del Suroeste de la Isla, casi inaccesible y deshabitado. Las piscinas naturales cercanas, el bar y las vistas de las coladas volcánicas y acantilados anexos merecen más que un ratito.
A pocos minutos, la localidad de La Restinga tiene fama mundial para los submarinistas por la riqueza del fondo marino. Además, un baño en su pequeña playa, en el puerto o en algún entrante cercano sirve de antesala perfecta para acabar la excursión con un buen pescado en los distintos restaurantes.
- Nunca deixe resíduos de qualquer tipo no meio envolvente, incluindo pontas de cigarro. Os resíduos alimentares contribuem para a proliferação de roedores e gatos selvagens que constituem uma séria ameaça para a vida selvagem.
- Utilize os contentores do lixo e, na medida do possível, elimine os resíduos previamente separados no seu contentor correspondente.
- Não atire objetos ou resíduos de qualquer tipo para o mar.
- Respeite os animais, não os incomode nem os alimente. Se vir algum animal ferido, pode contactar o número de emergência 112. Não arranque flores ou plantas.
- Não apanhe nem leve pedras ou qualquer outro elemento do meio ambiente. Também não o modifique empilhando as pedras para construir as infames "torres".
- Em espaços naturais e miradouros, não saia dos trilhos ou espaços assinalados para o trânsito de transeuntes.
- Respeite o património histórico e cultural do local, bem como o mobiliário público e os elementos à disposição dos visitantes, como painéis informativos ou telescópios e binóculos.
- Conduza de forma prudente e responsável.